Capítulo 2: El
Susurro del Sauce
Bajo la sombra de un sauce centenario, Lucas y Valeria
se encuentran a menudo, encontrando en ese lugar un refugio donde el tiempo
parece detenerse. El sonido del viento moviendo las hojas crea una melodía
suave, casi como si el árbol susurrara secretos del pasado y del futuro. Este
rincón junto al río se convierte en su punto de encuentro, un lugar donde ambos
pueden ser ellos mismos.
Lucas, con su personalidad extrovertida y enérgica,
siempre tiene una historia que contar. Su voz resuena con entusiasmo mientras
narra sus aventuras en el río, desde sus exploraciones más arriesgadas hasta
los momentos de simple contemplación de la naturaleza.
“¿Sabes? Ayer vi un águila pescadora cazando justo
aquí,” dice Lucas, señalando un punto en el agua. “Fue increíble cómo se lanzó
en picada y salió con un pez enorme. Me quedé mirándola como si fuera un
espectáculo privado solo para mí.”
Valeria escucha fascinada, sus ojos reflejando el
asombro que siente. “¡Qué maravilloso debe haber sido! Me encantaría poder ver
algo así.”
Lucas sonríe, complacido por la reacción de Valeria.
“Te traeré la próxima vez que vea algo interesante. El valle tiene tantos
secretos, y me encantaría mostrártelos todos.”
A medida que pasan los días, Valeria se siente cada
vez más atraída por la valentía y la pasión de Lucas. Su miedo al río comienza
a disiparse, reemplazado por la emoción de descubrir el mundo a través de los
ojos de Lucas. A pesar de su naturaleza reservada, se encuentra abriéndose más
con él, compartiendo sus pensamientos y sueños.
“Siempre he querido aprender a nadar,” confiesa
Valeria un día, sus ojos fijos en el agua. “Pero mi miedo siempre me ha
detenido.”
Lucas la mira con ternura. “Yo te enseñaré, si
quieres. No hay nada que temer cuando estás conmigo.”
Valeria asiente, agradecida por la oferta y por la
seguridad que siente en su presencia. “Me encantaría.”
Por otro lado, Lucas encuentra en Valeria algo que
nunca había experimentado antes. La profundidad de sus ojos y su forma
tranquila de ver el mundo le muestran una perspectiva nueva. A menudo se queda
absorto en sus conversaciones, admirando su inteligencia y sensibilidad.
“¿Qué es lo que más te gusta hacer cuando estás sola?”
le pregunta Lucas un día, curioso por conocer más sobre ella.
“Me gusta leer,” responde Valeria, sonriendo. “Los
libros me permiten viajar a lugares que nunca he visto y vivir vidas que nunca
he experimentado. Y tú, Lucas, ¿qué es lo que más te apasiona?”
Lucas piensa por un momento. “Creo que es la sensación
de libertad. Ya sea nadando en el río o escalando una montaña, me encanta
sentirme vivo, saber que no hay límites para lo que puedo hacer o explorar.”
Las hojas del sauce susurran a su alrededor, como si
el árbol aprobara su conexión creciente. El viento juega con sus risas,
envolviéndolos en un abrazo natural que refuerza su vínculo. En esos momentos
bajo el sauce, Lucas y Valeria no solo descubren más sobre el otro, sino
también sobre ellos mismos.
Con cada historia compartida y cada secreto revelado,
Valeria siente que su miedo se transforma en valentía. Lucas, por su parte, se
sumerge cada vez más en la profundidad de sus ojos, descubriendo en ellos un
brillo de amor que nunca antes había conocido.
Mientras el sol se oculta tras las montañas y el
crepúsculo tiñe el cielo de tonos cálidos, Lucas y Valeria se despiden bajo el
sauce, sabiendo que su encuentro no es casualidad, sino un destino marcado por
el río y sus susurros.
Comentarios
Publicar un comentario